Las minas

Las minas

Siempre voy a recordar una frase con la que mi abuela logró hacerme consciente de la importancia que un día tuvo Rodalquilar.

Cuando en la mayoría de aldeas cercanas al Valle no se conocía la electricidad, el agua corriente o la abundancia, allí les bastaba con girar un interruptor para que la bombilla que colgaba del techo -éste ya no de cañas- se encendiera. Algo tan simple y discreto como un grifo liberaba a las mujeres de la ardua tarea de ir a por agua a los pozos. Y cuando se acababa la harina o el azúcar bastaban unos simples metros para alcanzar el economato.

Había cines, escuelas, campos de fútbol…  

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Los años 50 y 60 significaron en Rodalquilar una tregua a la dura situación de la época, un punto y a parte a una población devastada por la miseria y la pobreza. Gracias a la extracción del plomo, del alumbre y finalmente del oro, uno de los parajes más extrardinarios de todo el Parque Natural es hoy testimonio vivo de un pasado que podemos retomar si visitamos el poblado o sus instalaciones mineras. En Rodalquilar podremos además visitar el museo geo-minero, el jardín botánico y la sala de exposiciones.

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Lejos de aquéllos tiempos, los que aquí vivimos ahora nos sentimos inmensamente afortunados de la naturaleza, la sencillez y la calma heredadas. Rodalquilar es, sin duda, otro mundo. 

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«Aquéllos fueron los mejores once años de mi vida», Margarita Alías